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En el webinar, organizado por el Departamento de Derecho Privado y en el que se conectaron más de 140 personas, el profesor Felipe Barrera analizó las novedades y desafíos del cuerpo legal que entró en vigencia el 10 de marzo.

La Ley 21.400, que entró en vigencia el 10 de marzo de este año y otorga igualdad de derechos a las parejas homosexuales, tiene un “impacto transversal, no solo en materia civil, sino que también en aspectos de la vida diaria”, comentó el profesor Felipe Barrera al exponer en el webinar “Nueva Ley de Matrimonio Igualitario: novedades y desafíos”, organizado por el Departamento de Derecho Privado de la Facultad. 

Más de 145 personas se conectaron al seminario online que tuvo como expositor al académico de Derecho U. de Santiago y contó con el testimonio de una pareja que contrajo matrimonio con la nueva ley.

Entre otras novedades, dijo el profesor Barrera, la Ley 21.400 entrega a las parejas homosexuales la  posibilidad de adopción, el reconocimiento de matrimonios celebrados en el extranjero, acceso a permisos ante nacimiento de hijo, asignaciones por cargas familiares y considera la situación de pensiones para los cónyuges sobrevivientes.

Otro aspecto importante, aunque más simbólico, es que la ley ya no habla de hombre y mujer, sino de cónyuges.

Sobre cómo queda el Acuerdo de Unión Civil (AUC) frente a la Ley de Matrimonio Igualitario, el académico plantea no deja de tener vigencia. “Es una opción que sigue a disposición de las parejas para regular aspectos patrimoniales”, explica. 

Entre los desafíos para concretar el espíritu de la ley, entre otros, resaltan los aspectos de la adopción y el acceso a la educación, en el sentido de cómo hacemos para que no haya un trato discriminatorio, se pregunta el profesor Barrera.

Adopción

Ante esta interrogante, invitó al matrimonio conformado por Pablo y Cristóbal a exponer su experiencia con la Ley 21.400 y el proceso de adopción que tramitan. Ambos coincidieron en plantear que la idea es que las cosas conversen entre lo que dice la ley y lo que sucede en la práctica. Destacaron la igualdad de derechos que otorga la ley a la comunidad LGTBIQ+, aunque con un reparo central.

Como padres, criticaron los tiempos del proceso de adopción, cuya ley establece un plazo de dos años, a partir del inicio del vínculo matrimonial, para iniciarlo. Además, no contempla qué sucede con las parejas que iniciaron la tramitación como solteros, previo a la entrada en vigencia de la ley.

Por eso, comentaron que pasarán casi cinco años para concretar el proyecto de familia. No obstante “nuestro hijo ya está, vive, respira, está al cuidado de una institución, pero no sabemos la calidad de los cuidados que le brindan”, concluyeron.

 

 

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